No podía faltar ese toque rancio de una dictadura franquista que daba sus últimos coletazos en España. La selección femenina de fútbol ya había jugado sus primeros partidos, aunque faltaba más de una década para que obtuviese el reconocimiento de la Federación.
A Pedro Roiz, presidente del Rayo Vallecano, se le ocurrió la idea de montar un partido benéfico a favor de las guarderías del Patronato de Nuestra Señora del Socorro y, previo pago de 20.000 pesetas de la época “convocó” a lo más selecto del panorama artístico español.
Así de un lado y con la camiseta del Real Betis formaron las Folclóricas: Lola Flores, Rocío Jurado, Carmen Flores, Marujita Díaz y Gracia Montes. Del otro, con la zamarra del Rayo Vallecano las Finolis: Encarnita Polo, Luciana Wolf y Mara Lasso entre otras.
El cantante Junior y el actor Juan Luis Galiardo ejercieron como árbitros de aquel encuentro.
Un partido de postín disputado en la fría mañana madrileña del 26 de diciembre que finalizó en tablas. 1-1. Y la duda de si la gente asistió curiosa por ver cómo jugaban las mujeres al fútbol o atraídos por el potente cartel del evento. Eso sí, todos sonrientes y sentaditos en sus localidades, con los “grises” vigilantes en la banda.
¿Avance o retroceso?
Fue la gran incógnita que dejó latente el partido entre Folclóricas y Finolis. Ya solo el nombrecito se las trae. Y deja muy a las claras la consideración que se tenía de la mujer en el deporte y en prácticamente todas las esferas sociales. Un mero adorno que usar cuando resultase de utilidad.
Lo vivido en el Estadio de Vallecas, muy respetable por su destino benéfico, fue más un show de la farándula que un evento deportivo como tal. Aunque tal y como ha evolucionado el fútbol cinco décadas después quizá aquel partido tiene más en común con el balompié actual de lo que nos gustaría.
Sea como fuere un año antes se había disputado en España el primer partido con dos equipos formados por mujeres entre Sizam y Mercacredit, duelo que tuvo mucho menos bombo en la prensa que este Folclóricas y Finolis.
Existen dos corrientes de opinión. Por un lado los que creen que sirvió para mostrar a la sociedad que no sólo existía el fútbol masculino, por contrapartida los hay que piensan que fue otro ejemplo del menosprecio por el deporte femenino.
Cada cual que saque sus propias conclusiones. Visto con perspectiva y en la situación que vivimos en la actualidad , aquel Folclóricas y Finolis de 1971 nos queda lejos en el tiempo y afortunadamente parece que ya hemos superado bastantes clichés de los que entonces existían.
Todavía quedaba un largo trecho para ver mujeres futbolistas con total normalidad, más aún para que fuesen profesionales. Algunas como “Conchi” Sánchez tuvieron que emigrar para poder vivir del deporte que amaban.