La albiceleste no pudo con Bolivia y Perú, cayendo en ambos desplazamientos. Solo fueron capaces de sacar una victoria ante “La Verde” en La Bombonera, mismo escenario en el que igualaron a dos tantos con los peruanos certificando su eliminación.
El azar quiso que la fase clasificación del siguiente Mundial se volviesen a ver las caras con los bolivianos y ahí es donde nace la “selección fantasma”.
Objetivo: ganar en La Paz
Tras golear a Bolivia en Buenos Aires e igualar con Paraguay en Asunción la victoria en La Paz se antojaba indispensable para liderar el grupo, con el condicionante físico que siempre tiene jugar en la capital boliviana.
El seleccionador Omar Sívori encargó a Miguel Ignomiriello formar un equipo alternativo con jóvenes talentos que entrenasen con el único objetivo de lograr la victoria en el siempre complicado Estadio Hernando Siles, ubicado a más de. 3.600 metros sobre el nivel del mar.
En aquel equipo había futuros campeones del mundo y leyendas del fútbol argentino como Ubaldo Fillol, Ricardo Bochini o Mario Kempes.
El partido contra Bolivia estaba fijado el 23 de septiembre de 1973, pero la preparación para el encuentro arrancó un mes antes.
En primer lugar los futbolistas pasaron por una cámara hiperbárica, su adaptación a la altura era requisito indispensable para ser convocados con la “selección fantasma”.
Iniciaron aquella pretemporada en Buenos Aires y poco después viajaron a la provincia de Jujuy, con una altitud media de 3.433 metros sobre el nivel del mar, para empezar a aclimatarse. Tras esa parada, fueron abandonados.
Un problema tras otro
El principal escollo con el que se encontró la “selección fantasma” fue que no les dotaron de los recursos necesarios para realizar su gira preparatoria.
A veces no tenían dinero para reservar el hotel y terminaron en alojamientos de la peor calaña en los que no les dieron ni de comer. Terminaron jugando más amistosos de los programados para recaudar algo de dinero y comprar comida. Algunos futbolistas llegaron a contar que perdieron alrededor de 8 kilos durante aquel duro mes.
El siguiente destino fue Cuzco (Perú) donde continuaron con su penitencia plagada de penurias. La AFA les había abandonado a su suerte y ya no acompañaban a la expedición ni los periodistas argentinos.
Jugaron y ganaron tres encuentros en los estadios a mayor altitud del mundo en Puno (Perú) y las ciudades bolivianas de Oruro y Potosí, este último a 3.900 metros sobre el nivel del mar, a una semana escasa del trascendental duelo.
En ese momento ya eran conocidos como la “selección fantasma” por la prensa y a modo de reivindicación realizaron un reportaje fotográfico con un medio boliviano en el que utilizaron sábanas para simular fantasmas y posaron con capuchas al más puro estilo Ku Klux Klan.
Misión cumplida
Finalmente aquel 23 de septiembre de 1973 sobre el césped del Estadio Hernando Siles, Omar Sívori alineó a Daniel Carnevali, Ángel Bargas, Rubén Glaria, Daniel Tagliani, Osvaldo Cortés, Rubén Galván, Roberto Telch, Rubén Ayala, Mario Kempes, Oscar Fornari y Aldo Pedro Poy.
Ese mismo día y en un clima de absoluta inestabilidad, puro reflejo de lo que le sucedió a aquel equipo olvidado, Juan Domingo Perón ganó las elecciones para alcanzar por tercera vez la presidencia del país.
Él murió un año después y el gobierno encabezado por su mujer María Estela Martínez de Perón fue derrocado tras el golpe de Estado de Jorge Rafael Videla que sumió al país en una dictadura militar durante siete años.
La “selección fantasma”, reforzada con algunos jugadores del equipo titular cumplió su cometido y derrotaron a Bolivia 0-1 con gol de Fornari de cabeza rematando en plancha dentro del área boliviana.
Varios jugadores de aquel equipo fueron convocados para la cita alemana y se convirtieron en héroes nacionales en 1978 dando su primera Copa del Mundo a Argentina.