Los teutones esperaban sellar en el Olympiastadion su billete para la siguiente Copa del Mundo. En lugar de eso los 63.000 espectadores presentes en el coliseo muniqués presenciaron el mayor correctivo a su selección en partido oficial como locales.
Y eso que todo se les ponía de cara con el gol de Jancker a los seis minutos ante unos ingleses a los que solo les valía ganar para seguir vivos y, que estaban sumergidos en un estado de constante crispación por las críticas a Eriksson.

Parte de la prensa y los aficionados consideraban que un extranjero no debía ser su seleccionador. El sueco era el primer foráneo en ocupar su banquillo desde los primeros pasos del combinado inglés en 1872.
“Manita” histórica
Apenas seis minutos después del gol local empezó el recital de Michael Owen, que firmó un hat trick para certificar la primera victoria de Inglaterra en partido oficial en suelo germano. Además se convirtió en el primer futbolista en marcarle tres tantos a Alemania desde que lo hiciese su compatriota Geoff Hurst en la final de la Copa del Mundo de 1966.
El menudo delantero británico ya le había amargado la noche al Bayern de Múnich con el gol que dio la victoria al Liverpool en la Supercopa de Europa apenas una semana antes de este choque. Siete días después se convirtió de nuevo en pesadilla, ahora de todos los alemanes.

Al triplete repleto de oportunismo de Owen se le sumaron el trallazo de Gerrard desde fuera del área y el tanto de Heskey en el tramo final para redondear un 1-5 inolvidable, ante una Alemania volcada sobre la portería contraria, que fue incapaz de controlar los rápidos contragolpes visitantes.
A los más viejos del lugar seguro que se les vino a la mente el 0-6 del Wunderteam de los Sindelar y compañía en Berlín 70 años atrás. Lejos de alcanzar la deseada clasificación para el Mundial, esta derrota ante los “Three Lions” les mandó a la repesca mundialista.