A nivel de clubes a partir de los 70 si hay un equipo que encarne ese espíritu es el Bayern de Múnich, el “Gigante de Baviera” no lo era tanto hasta esa década, pues apenas contaba con un puñado de títulos, pero a partir de ahí se convirtió en uno de los rivales más temibles.
Con mejor o peor plantilla siempre compite y sabes que te puede ganar aunque esté pasando por una mala racha. Para dar muestra de su feroz carácter competitivo hoy os vamos a hablar de dos “amistosos” que lo ejemplifican a la perfección.
En estos duelos no había nada en juego. Bueno sí, el honor. Y eso para un alemán ya es bastante para competir y darlo todo sobre el césped.
Saldando cuentas pendientes
El primero de ellos se disputó el 7 de noviembre de 1978 en el Estadio Olímpico de Ámsterdam ante 55.000 espectadores. Fue la despedida de Johan Cruyff, aunque “El Flaco” continuó jugando hasta 1984.
Los bávaros se tomaron la revancha por la dura eliminación de la Copa de Europa sufrida cinco años atrás endosándole a los ajacied un sonrojante 0-8. La mayor derrota de los tulipanes desde 1913.
Así se quitaron aquella espina clavada ante un Ajax más que blandito, comandados por un Paul Breitner colosal, que anotó aquella noche 4 goles. Los otros cuatro los lograron Müller, Jol y un doblete de Rummenigge.
Aquella derrota escoció y mucho en tierras holandesas y, para tratar de darle una explicación la prensa llegó a especular con un surrealista boicot de los ex compañeros de Cruyff por haberse negado a participar en la Copa del Mundo disputada en tierras argentinas.
Fue tal la afrenta que negaron la entrada a los futbolistas alemanes al banquete posterior al partido. Otro capítulo más de la tensa rivalidad entre alemanes y holandeses en aquella época.
Al enemigo ni agua
Dos años después el Bayern vapuléo al Real Madrid en el Olympiastadion en otro “amistoso”. Sucedió en un partido de pretemporada disputado un caluroso 5 de agosto. Los bávaros le endosaron un doloroso 9-1 mostrándose como la “Bestia Negra” de los merengues
Otra masacre futbolística en la que al descanso los locales ya ganaban 7-0. Laurie Cunningham hizo el gol de la honra en aquella pesadilla blanca y Vujadin Boskov acuñó su famosa frase: “Mejor perder un partido por nueve goles que nueve partidos por un gol”.
Los tantos alemanes, mucho más rodados, ya que el inicio de la Bundesliga estaba a la vuelta de la esquina, fueron obra de Dieter Hoeness (3), Karl-Heinz Rummenigge (2), Paul Breitner, Kurt Niedermayer, Wolfgang Kraus y Pasi Rautiainen.
El Real Madrid aceptó disputar aquel amistoso con tan solo ocho días de entrenamientos y numerosas bajas tras las vacaciones por necesidades económicas. Menos de un mes después los bávaros volvieron a imponerse a los merengues, esta vez en la tanda de penaltis, conquistando su segundo Trofeo Santiago Bernabéu consecutivo tras haber ganado la primera edición un año antes.