Décadas más tarde, tras coronar a Alemania campeona del mundo por tercera vez en 1990 e igualar el récord de Mário Zagallo conquistando el título como jugador y como técnico, Franz Beckenbauer propuso que se jugase con 10 futbolistas en lugar de los 11 establecidos por el reglamento.
Esta historia empezó el 24 de junio de 1990 en San Siro durante el duelo de octavos de final entre Alemania y Holanda. Dos de las mayores potencias futbolísticas del momento.
El detonante
Los germanos llegaban al torneo como subcampeones de las dos últimas ediciones, cayeron ante Italia y Argentina en 1982 y 1986 respectivamente, mientras que la “Naranja Mecánica” había alzado la Eurocopa en 1988, el único título que figura en su palmarés a día de hoy.
En el minuto 22 de aquel duelo, tras un intenso rifirrafe que llegó a su clímax con un escupitajo de Frank Rijkaard a Rudi Völler, ambos futbolistas terminaron expulsados.
Ambos equipos se abrieron y con más espacios ofrecieron un apasionante choque con menos rigor táctico y más ocasiones, de ahí que como Helenio Herrera décadas antes, “El Káiser” empezase a ver con buenos ojos jugar con uno menos.
Los germanos se llevaron el duelo gracias a los tantos de Jürgen Klinsmann (51’) y Andreas Brehme (85’) y, Ronald Koeman le puso más emoción al tramo final con su gol desde el punto de penalti en el último minuto.
Dos años después de aquel partido Beckenbauer publicó el libro “Wie es wirklich war” (Cómo fue realmente), en el que repasaba su experiencia en aquel Mundial de 1990 y entre anécdota y anécdota propuso que los equipos jugasen con 10 futbolistas.
La medida no solo no se implantó, sino que el alemán recibió duras criticas por parte de otros colegas de profesión.