Aquel fatídico día en la tragedia de Hillsborough murieron 96 aficionados del Liverpool y hubo 766 heridos entre los que habían acudido a Sheffield para ver el duelo de semifinales de la FA Cup de su equipo ante el Nottingham Forest.
Los “Reds”, que cuatro años antes estuvieron presentes en Heysel, levantaron poco más de un mes después el título. El más triste de su historia.
Años más tarde Steven Gerrard, uno de los grandes iconos del Liverpool, contó que él mismo estuvo aquel día en la grada y que su primo de apenas 10 años se convirtió en la víctima más joven de la tragedia de Hillsborough.
En aquel estadio de Sheffield murieron 94 personas. 4 días después falleció un joven de 14 años y 4 años más tarde otra persona que estaba en coma. 32 años después del desastre murió otro aficionado que estuvo todo ese tiempo en estado vegetativo.
Uno de los más impactados fue la leyenda de los “Reds”, Kenny Dalglish, al que parecía perseguirle la tragedia, pues estuvo en Heysel cuatro años atrás y en su época como jugador del Celtic vivió el desastre de Ibrox Park.
Un desastre evitable
Los hinchas del Liverpool fueron ubicados en uno de los fondos donde ya se había registrado con anterioridad una avalancha por el acceso de más público del permitido, pero no se había tomado ninguna medida al respecto. La seguridad era más que precaria.
Aquel fatídico día la policía decidió abrir los tornos y los enfervorizados aficionados, que en su mayoría llegaban tarde al partido por problemas de tráfico, no cesaron de entrar agolpándose en la zona central de la grada con el partido ya en juego.
No había espacio material para tanta gente y empezaron a quedar aprisionados contra las vallas. Algunos saltaron al césped como buenamente pudieron.
En el minuto 6 el árbitro decidió parar el choque después de que Bruce Grobbelaar asustado por los gritos pidiera sin éxito a la policía que abriesen las vallas para tratar de solucionar la situación. Cuando decidieron hacerlo ya era demasiado tarde. El panorama era devastador.
Las ambulancias tardaron una eternidad en llegar y fueron los propios aficionados los que tuvieron que socorrer a los heridos.
Por parte de las autoridades se culpó de la tragedia a los hooligans, acusándoles de ir pasados de alcohol e incluso robar a las víctimas, exculpando a los policías allí presentes de lo sucedido.
Décadas más tarde vieron la luz documentos que demostraron que se habían eliminado o alterado declaraciones de testigos que cuestionaban su actuación, con el beneplácito el gobierno de Thatcher, que despreciaba el fútbol y todo lo que le rodeaba.
El Informe Taylor
La consecuencia inmediata de la tragedia de Hillsborough fue el denominado Informe Taylor. Fue el detonante para que el gobierno encabezado por Margaret Thatcher se pusiese firme de una vez por todas contra los hooligans.
Las medidas entraron en vigor a comienzos de 1990 y entre ellas destacaron la erradicación de los aficionados de pie en los estadios. Un hincha por butaca. Todos sentados. También se eliminaron la alambradas que separaban la grada del terreno de juego y por supuesto se prohibió la venta de bebidas alcohólicas en dichos recintos.
A todo lo anterior se le unió la recomendación a los clubes para que mejorasen las medidas de seguridad en los accesos, así como las vías de evacuación para evitar ese tipo de avalanchas.
Los clubes “se vieron obligados” a encarecer las entradas para poder sufragar aquellas reformas y empezaron a proliferar los abonos de temporada. El Informe Taylor formuló un total de 76 recomendaciones que cambiaron la forma de ver el fútbol en Inglaterra y por extensión a los pocos años en todo el mundo.
La lucha de las víctima por hacer justicia y condenar a los responsables de la tragedia de Hillsborough continúa en la actualidad.