En todos los aspectos de la sociedad se han vivido momentos tristes que han tenido como respuesta movimientos o gestos de rebeldía contra el racismo.
El deporte siempre ha sido uno de los grandes escaparates utilizado para este tipo de actos reivindicativos.
Tiempos oscuros
Y a su vez, ha sido el peor de los ejemplos en otras muchas ocasiones con actos o actitudes racistas.
El racismo sigue hoy en día vivo en una parte cada vez más minoritaria de la sociedad y en muchos casos utiliza el fútbol como altavoz.
Ahora Vinicius está siendo el principal objetivo, pero antes que fueron muchos otros.
Él es solo la punta del iceberg, que al menos sirve para darle visibilidad al problema, pero desde luego no es el único.
De hecho, seguramente su caso es de los que aunque llevan implícito un componente racial, es de los que menos paso tiene en estos actos.
Me explico, le insultan a modo de provocación, utilizando el componente racial como recurso fácil, pero en mi opinión le insultarían con cualquier otro pretexto si no fuera negro en busca del mismo resultado.
Vinicius tiene a su favor que da más visibilidad que nadie a este problema, porque es una estrella y es del Real Madrid.
El problema es mucho más flagrante con los que no gozan de dicha protección.
Aquellos que reciben insultos racistas en clubes y ligas de medio pelo o de regional, sin todos esas métodos de protección de los que goza la estrella brasileña.
Los garbanzos negros
El fútbol, y sobre todo sus grupos ultras, suelen estar ligados a una ideología política que va mucho más allá de lo futbolístico.
Evidentemente los de ideología fascista, nazi o simplemente de ultraderecha, nos han dejado muchos casos de racismo.
No siempre es así, pero seguramente los jugadores negros han sido los peor parados.
En 1993 Ultrasur, el grupo ultra del Real Madrid y otros muchos aficionados merengues insultaron a Wilfred Agbonavbare, portero del Rayo Vallecano.
Aquella tarde del 9 de mayo del 93 el Real Madrid de Benito Floro no fue capaz de pasar del empate. Wilfred fue un autentico muro.
Con 0-0 Michel erró un penalti y al minuto siguiente se adelantó el Rayo.
Desde la grada la persecución al guardameta nigeriano fue constante y continuó a la salida del estadio.
Eran otros tiempos y a la salida el portero le resto importancia, lo mismo que el responsable de seguridad del estadio.
Poco después, el fichaje de Freddy Rincón, jugador colombiano y negro, por el Real Madrid provocó las iras de los ultras.
El Bernabéu amaneció con pintadas contra el jugador y contra Jorge Valdano, su valedor en el club.
Pero no solo en el Bernabéu cuecen habas.
Ultras en los palcos
Ese mismo año, al otro lado de la capital, a orillas del Manzanares, el presidente Jesús Gil, dejó unas vergonzosas declaraciones.
Con su verborrea habitual, culpaba de mal rumbo del equipo a su fichaje estrella de esa temporada, Adolfo “Tren” Valencia.
Como era de esperar recurrió al insulto racista (fácil), aunque seguramente no fueron lo más hiriente de la declaración.
Una leve mejoría
Todos estos casos eran habituales en el fútbol español durante los años 80 y 90, afortunadamente estas cosas nos hacen echarnos las manos a la cabeza hoy en día.
A pesar de todas las sombras, también hubo luz, como cuando Hiddink forzó que se quitase una bandera nazi de Mestalla.
Casualmente en España solo se ha suspendido un partido de fútbol y fue por todo lo contrario.
El Rayo-Albacete de 2019 se suspendió cuando la grada local comenzó a proclamar canticos contra el delantero ucraniano del Albacete Roman Zozulya.
“¡Zozulya, eres un nazi!”, “¡puto nazi!” o “¡fuera de Vallecas!”
Es curioso que no se haya suspendido un partido por insultos racistas y si por esto.
Lo cierto es que aun hoy los insultos de este tipo, aunque se han reducido, siguen existiendo en los campos.
¿Cómo hemos cambiado eh? Y este caso para bien.