Radomir Antic dirigía al conjunto merengue desde el último tercio de la campaña anterior. Gracias a su buen hacer durante la interinidad, Mendoza le consolidó como entrenador para la temporada 1991-1992.
Tras un fulgurante inicio de campaña, con 5 victorias en otras tantas jornadas, el conjunto blanco se encaramó al liderato.
Poco a poco fueron perdiendo fuelle y aunque no conocieron la derrota hasta la jornada 16, empezaron a mostrar síntomas de agotamiento durante la segunda vuelta.
Vasos comunicantes
El FC Barcelona en cambio, comenzó dubitativo y fue mejorando poco a poco hasta colocarse segundo. En la última jornada de la primera vuelta los blancos se impuso 2-1 a los chicharreros, pero la sensaciones no eran especialmente buenas.
Butragueño llegó a decir que los azulgrana eran el mejor equipo del mundo en juego ofensivo. Y en estas sorprendentemente Ramón Mendoza destituyó a Radomir Antic que mantenía al equipo líder con tres puntos de ventaja sobre el Barça.
Su sustituto fue Leo Beenhakker, que ya había dirigido a los blancos y cuyo trabajo estaba respaldado por los tres títulos ligueros cosechados con los blancos entre 1987 y 1989.
Para destituir al serbio Mendoza alegó que el equipo no jugaba todo lo bien que debía, pero tras la llegada del neerlandés el equipo tampoco experimentó una especial mejoría.
La última jornada de Liga llegó con el Real Madrid en lo alto de la tabla con dos puntos de ventaja sobre los de Johan Cruyff, que recibían al Athletic Club con la esperanza de un pinchazo merengue en Tenerife para proclamarse campeones.
El Tenerife estaba matemáticamente salvado y lo dirigía desde hacía 7 jornadas el ex madridista Jorge Valdano.
Para darle más morbo al choque, los hermanos Llorente militaban uno en cada equipo. Julio en el Tenerife y Paco en el Real Madrid.
Una carambola casi imposible
Siempre se especuló con una jugosa prima para los tinerfeños por parte del Barcelona a cambio de “hacerles el favor”.
Los culés pronto hicieron los deberes y se adelantaron con sendos goles de Stoichkov. Por su parte los blancos hicieron los propio en la isla gracias a los tantos de Hierro y Hagi.
Al final de la primera parte Quique Estebaranz puso el 1-2 dando emoción al campeonato. La cosa se complicó para los visitantes cuando en el 69′ Villarroya fue expulsado y ocho minutos después Rocha en propia puerta hizo el 2-2.
En el Camp Nou, cada gol tinerfeño se celebraba casi más que los del Barça y así en el 78′ llegó el éxtasis culé.
Sanchís cedió temerariamente el balón a Buyo en una jugada que se estudia siempre en las escuelas de fútbol como ejemplo de lo que nunca se debe hacer.
El de Betanzos trató de evitar el saque de esquina, pero terminó regalando el gol a Pier Luigi Cherubino, que la empujó a placer para el 3-2. Así de la forma más inesperada el Barça se proclamó campeón de Liga gracias a la debacle blanca en el Heliodoro Rodríguez López.
La realidad es que en los mismos partidos en el banquillo blanco, Beenhakker consiguió 8 puntos menos que Antic, anotó un gol menos y encajó 7 más. Tampoco mejoró el juego de su antecesor.
Una broma macabra del destino
Con la primera de «Las Ligas de Tenerife» aun muy presente entre aficionados merengues y culés, el calendario quiso que un año después se diese otra vez un Tenerife vs Real Madrid en la última jornada.
Benito Floro, el ideólogo del “Queso Mecánico”, aquel Albacete que maravilló en el fútbol español, era ahora el encargado de dirigir al Real Madrid.
Repitiendo el mismo guion de la campaña anterior, llegaron a la última jornada en lo alto de la tabla, esta vez con un punto de ventaja sobre su eterno rival.
La Real Sociedad fue en esta ocasión el rival de los culés en el Camp Nou. Por su parte, los de Valdano, tras una gran temporada se jugaban clasificarse por primera vez en su historia para competiciones europeas.
Todo comenzó a torcerse para el líder nada más despegar de Madrid. Uno de los dos vuelos que transportó a la expedición, sufrió problemas en el refrigerador y dentro de la aeronave se alcanzaron temperaturas superiores a los 50ºC, provocando cuadros de deshidratación entre los pasajeros.
Antes de tomar tierra el aparato tenía que consumir la mayor parte del combustible, por lo que permaneció varias horas sobrevolando el cielo tinerfeño. Mientras tanto los jugadores angustiados y en calzoncillos sudando a mares.
El estrés y las altas temperaturas provocaron que la mayoría de los jugadores perdieron entre 3 y 6 kilos en aquella odisea.
Ante el riesgo de que la mitad de la plantilla no llegase a tiempo para el partido, Mendoza pidió personalmente a Mario Conde su avión privado. Finalmente fue la aeronave del banquero la que les permitió llegar a su «isla maldita» a la expedición apenas 12 horas antes del encuentro.
Ya en el césped, los goles de Dertycia y Chano hicieron naufragar a los blancos privándoles del título por segundo año consecutivo. Además esta vez se quejaron amargamente del arbitraje reclamando dos posibles penaltis.
Uno por un agarrón de Agustín a Zamorano y otro por una mano de Chano que evitó un gol visitante.
