Doña Tota y Chitoro trajeron al mundo tres varones, tras Diego, llegaron Raúl Alfredo, apodado «Lalo», y Hugo Maradona, el menor del numeroso clan Maradona, compuesto por 5 chicas y 3 chicos.
El 28 de diciembre de 2021, apenas 13 meses después de la marcha de “El Pelusa”, ha fallecido a los 52 años, a causa de un paro cardiaco, Hugo Maradona.
Como “El Pelusa” los dos menores se formaron en las categorías de Argentinos Juniors, eso sí, ambos debutaron cuando Diego ya vestía de azulgrana, en 1984 y 1985 respectivamente.
Ese año 1985 Hugo Maradona deslumbro a toda Argentina vistiendo los colores de la albiceleste.
En el campeonato sudamericano sub-16, la albiceleste goleó a todos sus rivales antes de enfrentarse a Brasil en la final, que para colmo se jugaba en la cancha de Vélez Sarsfield.
Se impusieron a la canarinha 3-2 con dos goles de Hugo Maradona. En aquel equipo liderado por el “hermanísimo” figuraban futbolistas como “El Negro” Cáceres o Fernando Redondo, que hicieron descorchar el champán antes de tiempo a todo un país.
Inicio prometedor
Su irrupción coincidió con un momento dulce para «El Bicho», que se proclamó campeón de la Copa Libertadores (1985) y de la Copa Interamericana un año después.
De nuevo siguiendo los pasos de su hermano, Hugo emigró con apenas 20 años al Viejo Continente, el «10» convenció al Nápoles para que fichase a su hermano en 1987, aunque no llegó a debutar y salió cedido rumbo al modesto Ascoli.
Ese mismo otoño los dos hermanos, Hugo y sobre todo Diego, echaron un capote a “Lalo” para que pudiera fichar por el Granada CF, jugando juntos por primera vez.
En Ascoli tampoco destacó especialmente y durante el verano de 1988 recaló en el Rayo Vallecano, por aquel entonces en Segunda División.
En Vallecas mostró su mejor versión, la que hizo pensar que los Maradona serían una saga futbolística que no se «reduciría» a Diego. Aún así, jamás se acercó ni por asomo al nivel del «10».
Fue un mediocentro técnico, vistoso, con buena visión de juego y que trataba bien el balón. Un futbolista correcto, no un superdotado como su hermano mayor.
Con los franjirrojos coincidió con leyendas como Laurie Cunningham o Jesús Diego Cota y, en su primer año lograron el segundo ascenso a Primera División en la historia del club.
La temporada siguiente no fue buena y el equipo descendió tras ocupar el farolillo rojo durante casi toda la temporada.
Trotamundos del fútbol
Ahí comenzó el periplo de Hugo: Austria, Venezuela, Uruguay y Japón, siendo el país asiático donde pudo verse de nuevo al mejor “Turco”. Finalmente volvió a Argentina, al modesto Brown de Arrecifes, donde colgó las botas en 1999.
Desde entonces, casado con una napolitana, vivía dedicado a la formación de jóvenes promesas en la ciudad italiana que encumbró a su hermano.
Diego siempre hizo todo lo que pudo por sus hermanos. De «Lalo» llegó a decir que era el mejor de los tres, con Hugo tampoco se quedó cortó.
Según contaba Maradona en una de sus biografías, en un amistoso en 1980 entre Argentina e Inglaterra Diego falló un gol en una jugada muy similar a la del «gol del siglo«. Definió disparando al palo largo y el balón se marchó fuera por poco.
Hugo le dijo que tenía que haber regateado al portero en lugar de disparar. Cuando se vio frente a Peter Shilton aquella tarde del 22 de junio de 1986 en el Estadio Azteca recordó las palabras de su hermano y optó por seguir su consejo. Motivo por el que siempre dijo que aquel gol había sido gracias a «El Turco».
A pesar de los esfuerzos de Diego, tal vez por casualidad, o por causalidad, ninguno de los otros dos Maradona tuvo una carrera deportiva realmente relevante.
Y es que a priori, un apellido puede abrir muchas puertas, pero está claro que a medio plazo puede pesar en exceso, incluso convertirse en un lastre, como se ha demostrado tantas veces en el fútbol.