Fue completamente destruido por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y, el club tuvo que construir su nueva casa en el barrio de Fuorigrotta.
Su nombre original fue Stadio del Sole, pero lo cambiaron por Stadio San Paolo, en honor al hombre del mismo nombre que según la tradición cristiana atracó por primera vez en Italia a través de Nápoles.
Fue inaugurado el 6 de diciembre de 1959 con el duelo correspondiente a la jornada 10 de la Serie A entre Napoli y Juventus en el que los locales ganaron 2-1
Precisamente en el enfrentamiento entre estos dos equipos el 15 de diciembre de 1974 el Stadio San Paolo registró la mayor asistencia de su historia con 90.736 espectadores.
El resurgir de San Paolo
Fue remodelado para albergar partidos de la Copa del Mundo de 1990, pero la falta de mantenimiento y los problemas medioambientales dañaron gravemente su estructura.
La profunda crisis económica del SSC Napoli obligó a su refundación en 2004 con la llegada de su actual presidente, Aurelio De Laurentiis. Acometieron una nueva remodelación de San Paolo, reduciendo notablemente el aforo por el cierre del tercer anillo del graderío y aprovecharon para añadir la cubierta al estadio.
Tras el fallecimiento el 25 de noviembre de 2020 Diego Armando Maradona, una de las grandes leyendas del club, decidieron cambiar el nombre de San Paolo en homenaje a “El Pelusa”.
La segunda casa de Maradona
Maradona llegó al SSC Napoli en 1984 procedente del FC Barcelona y rápidamente se metió en el bolsillo a la afición napolitana.
La sociedad italiana discriminaba a las poblaciones del sur y la conquista de los dos únicos Scudettos que tiene la entidad, 1987 y 1990, fue toda una reivindicación para un club completamente marginado.
Junto a Bruno Giordano y el brasileño Careca formaron el mejor ataque histórico de los “Gli Azzurri”. Un tridente conocido como Ma-Gi-Ca que dio muchas alegrías a los aficionados de San Paolo.
El éxito en el fútbol italiano se trasladó a Europa y en 1989 la entidad napolitana conquistó la Copa de la UEFA, que a día de hoy continúa siendo su único título continental.
El partido que dividió a Italia
La identificación de Maradona con la sociedad napolitana y los éxitos deportivos que dio al club provocaron una situación muy controvertida durante la Copa del Mundo de 1990.
El destino quiso que Italia y Argentina se viesen las caras por un puesto en la final. La figura de Maradona dividió al país.
Los napolitanos lo tuvieron claro y una gran mayoría ofreció su apoyo al “10”. Fue el único partido durante el torneo en el que no se silbó el himno argentino.
La albiceleste ganó en la tanda de penaltis y cinco días después el apoyo de los italianos a Alemania fue masivo, recibiendo con una sonora pitada a los argentinos en los prolegómenos de la final en el Olímpico de Roma.
Para muchos fue un punto y a parte con Maradona, que se convirtió en el enemigo público número 1 del país y, aunque más tarde se reconciliaron, abandonó Nápoles en 1992 poniendo de manifiesto el divorcio entre afición y futbolista.
El templo napolitano
San Paolo acogió dos encuentros de la “azzurra” en la Eurocopa de 1968. Uno de ellos fue la polémica semifinal ante la URSS en la que la anfitriona accedió a la final gracias al lanzamiento de una moneda tras el 0-0 en el encuentro.
Albergó también 5 encuentros de la edición del torneo europeo de selecciones disputado en 1980 y 4 partidos correspondientes al torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de 1960.
La mística que se respira en los encuentros que se disputan en San Paolo es inigualable. El Napoli posee una de las aficiones más apasionadas del país y gracias a ellos este estadio se ha convertido en uno de los grandes templos del fútbol europeo.