Nacido en Palermo en 1964, «Totó» Schillaci desarrolló los primeros años de su carrera en el modesto Messina, formando parte de la escuadra «biancoscudati durante 6 temporadas, entre 1983 y 1989.
Por aquel entonces el Messina era un club ascensor, que alternaba entre Serie B y Serie C, parte de ese fútbol alejado del foco mediático y, allí nuestro protagonista se dedicó a lo que mejor sabía hacer, meter goles.
Cuando nadie le esperaba
Su contratación por la Juventus de Turin, el verano de 1989, sorprendió a propios y extraños. «Totó» Schillaci iba a tener la oportunidad de demostrar sus cualidades en uno de los grandes del calcio.
Huelga decir que los «bianconeri» no pasaban por su mejor momento, superados por el Milan de los holandeses, el Inter de los alemanes o el Nápoles de Maradona.
Schillaci era un nueve puro. Un rematador nato de los que viven de su olfato para estar en el sitio indicado en el momento justo, pero as sus 25 años no tenía ninguna experiencia en la élite. Contra todo pronostico Schillaci se hizo con la titularidad de la escuadra dirigida por Dino Zoff.
Para sorpresa de todos anotó 21 goles en 50 partidos y la Juventus se proclamó campeona de la UEFA. Esos méritos obligaron al seleccionador Azeglio Vicini a convocarle para el Mundial de Italia ’90. Y no defraudó.
Anotó 6 de los 10 goles italianos, convirtiéndose en el máximo goleador del torneo, mejor jugador e ídolo de la afición italiana, que le apodaron “Il Salvatore di la Patria”. Además fue Balón de Plata de 1990, solo por detrás de Lothar Matthäus.
Se le apagó la estrella
Permaneció en la Juventus dos temporadas más, aunque no volvió a dar el rendimiento, anotando 8 y 7 goles en las siguientes temporadas.
El 11 de noviembre 1990 la «Vecchia Signora» visitó el mítico Renato Dall’Ara de Bolonia para enfrentarse a los «Petroniani«. Un duelo que no es recordado por su gran fútbol, más bien por todo lo contrario.
La «Vecchia Signora» se impuso con un solitario gol de Roberto Baggio desde los once metros, tras una jugada en la que «Totó» Schillaci se sacó de la manga una jugada en la que el colegiado señaló penalti.
Durante aquel partido Fabio Poli y «Totó» Schillaci tuvieron un par de encontronazos, aunque la cosa se quedó en un intercambio de insultos, pero la cosa pasó a mayores en al bocana de vestuarios.
Según el propio Poli escupió a Schillaci y le propino un golpe en la cara. En lugar de enzarzarse y devolver el golpe, el palermitano respondió con una amenaza cargada de ira: «Estás perdido. Haré que te disparen».
El declive del ídolo
La amenaza dejó bloqueado al futbolista del Bologna, que se tomó muy en serio esas palabras y puso el caso en manos de sus abogados.
Las palabras de «Totó «Schillaci corrieron como la pólvora por las redacciones de Italia, que rápidamente relacionaron al héroe de Italia ’90 con la mafia. Además la escena revivió uno de sus primeros apodos, antes de su fulgurante irrupción, «El Padrino del gol», en referencia a su origen siciliano.
Fabio Poli fue sancionado con dos partidos por la agresión, su imagen quedó deteriorada por el incidente, poco después se rompió los ligamentos y el club decidió no renovarle, además le convencieron para que no fuera por la vía penal contra el héroe de Italia, que fue sancionado con un partido.
Pasó sin pena ni gloria sus dos siguientes campañas en la Juventus y otras dos en el Inter de Milán, además nunca consiguió hacer olvidar aquel incidente y desvincular su imagen de la de la mafia.
Incluso fue objeto de críticas tras la muerte del juez antimafia Giovanni Falcone, en mayo de 1992, con la que evidentemente no tuvo nada que ver.
Acabó sus días como futbolista en Japón, en el Júbilo Iwata, donde se retiró a los 34 años.
Curiosamente años después adoptó el papel de mafioso en la ficción, interpretando al capo Toto Mannino en la serie de la televisión italiana Squadra antimafia.