Fueron dos campañas de altibajos en lo deportivo y lo personal, en los que sufrió una gravísima lesión que le mantuvo bastante tiempo en el dique seco, pero en las que también dejó grandes destellos de su inigualable calidad, ayudando al equipo catalán a conquistar una Copa del Rey, una Supercopa de España y una Copa de la Liga.
Así tras un sonado desencuentro con la directiva culé en junio de 1984 Corrado Ferlaino cumplió su deseo de llevar a “El Pelusa” a San Paolo.
El mejor jugador del mundo llegaba al Nápoles para reflotar un equipo sumido en la depresión que en la última Serie A había salvado la categoría por un punto.
Hasta ese momento el conjunto Partenopeo contaba en su palmarés con dos Copas de Italia y, acostumbrado a navegar como mucho en la zona intermedia de la tabla ansiaba arrebatarle el Scudetto a los poderosos clubes del norte de Italia.

Maradona celebrando el primer Scudetto del Nápoles (Fuente: ilnobilecalcio.it)