Todo eso le pasó a Milinko Pantic y al Atlético de Madrid el 12 de marzo de 1997 en la vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey, pero es que enfrente tenían un fenómeno llamado Ronaldo Nazario.
Si los Barcelona vs Atlético de Madrid en los 90 fueron un monumento al fútbol, la temporada 1996-1997 marcó el clímax de estos enfrentamientos. 6 duelos en Supercopa, Liga y Copa en los que pudimos ver 37 goles.
Duelos de altos vuelos
Todo comenzó el verano de 1996, nada más poner un pie en Barcelona, Ronaldo Nazario puso patas arriba el primer duelo de la temporada contra los colchoneros. Iba a ser su bestia negra, solo aquel año les hizo 7 tantos.
Había muchas cuentas pendientes entre ambos equipos, que apenas meses antes habían disputado la final de Copa en La Romareda.
Aquel duelo de la Supercopa lo decantó el brasileño con un doblete para el 5-2 en la ida en el Camp Nou y, tres días después sin él sobre el césped los rojiblancos se quedaron al borde de la remontada en La Peineta.
En Liga igualaron a tres en Barcelona y el carioca dio otra exhibición logrando un hat trick para el definitivo 2-5 en el Vicente Calderón.
El balance final de aquellos seis Barcelona vs Atlético de Madrid fue de tres victorias culés, 2 empates y un triunfo para los colchoneros. Los primeros levantaron Supercopa, Recopa de Europa y Copa del Rey, mientras que los rojiblancos se quedaron en blanco la temporada siguiente a su magnífico “doblete”.
Más difícil todavía
De aquellos seis duelos Barcelona vs Atlético de Madrid el que hoy nos ocupa seguramente fue el más espectacular del año y de la historia de la competición.
En el duelo de ida jugado en la ribera del Manzanares el 26 de febrero de 1997 igualaron a dos. Caminero adelantó a los locales. Pizzi le dio la vuelta al marcador y Kiko firmó el empate. Todo se decidiría en el Camp Nou dos semanas después
Los colchoneros lo bautizaron como “el partido del orgullo”, ya que, necesitaban ganar y llegaban con tres importantes bajas, Esnáider, Geli y Simeone. El presidente atlético Jesús Gil llegó a amenazar con no presentarse si no retiraban la sanción, pero sus coacciones no surtieron efecto.
Pero todos esos fantasmas desaparecieron cuando en medio de constantes imprecisiones de ambos contendientes Pantic abrió el marcador aprovechando un rechace de Baia a los 9 minutos de juego.
Los locales se quedaron sin respuesta y antes del descanso vieron como el serbio subía el 0-3 al marcador, primero con un derechazo desde fuera del área y tres minutos después desde el punto de penalti.
Antes del descanso saltaron al césped Pizzi y Stoichkov en sustitución de Blanc y Popescu. Los de Robson iban con todo. No les quedaba otra.
Oda al fútbol
En el 47’ Ronaldo dio su primer picotazo con un empalme desde dentro del área y tres minutos después logró el segundo definiendo en el área pequeña una alocada jugada entre Stoichkov y Sergi.
Y en medio de la algarabía culé emergió de nuevo la figura de Pantic, aprovechando otro error de Vítor Baía (que desde ese instante fue pitado de forma constante por el público), logró el primer póker de su carrera, llevando de nuevo la tranquilidad a los suyos. Pero quedaba mucha noche.
El gol afectó psicológicamente a los culés que habían visto cerca la remontada, aún así lo siguieron intentando con más corazón que cabeza y desguarneciendo su defensa con la amenaza constante de los contragolpes colchoneros.
En el 67’ Figo abrió un hilo de esperanza con una volea magnífica desde la frontal del área. Cinco minutos después Ronaldo se fabricó el solo su tercer gol de la noche para poner el 4-4 en el luminoso.
«Pizzi sos macanudo»
Restaban 18 minutos de infarto y los locales necesitaban un gol para firmar una remontada increíble. Fue el momento de un héroe inesperado, Juan Antonio Pizzi.
Había firmado un doblete en la ida y desde su salida al terreno de juego no había dejado de intentarlo y de incordiar a la zaga del Atlético de Madrid. En el 83’ obtuvo su recompensa llevando al delirio al Camp Nou.
Guardiola centró desde la banda derecha. Molina respondió con un paradón al cabezazo de Abelardo, pero el balón quedó muerto en el área pequeña y “El Lagarto” la envió al fondo de las redes sellando una remontada memorable.
Pantic terminó llorando de impotencia. Baía abandonó el campo entre sollozos porque sus errores casi dilapidan la remontada. Esa noche nació el grito “”Pizzi sos macanudo” y se rumoreó que los jugadores hicieron autogestión tomando el timón de un barco dirigido por un cuestionado Bobby Robson, que dicho sea de paso lo ganó todo menos la Liga en su única temporada en Can Barça.