Bromas aparte. A mediados de los 90 tuvimos el placer de ver en acción a la mejor generación de jugadores nigerianos que ha habido hasta la fecha.
Ahí estaban los Okocha, Ikpeba, Yekini, Babayaro, Kanu, y, nuestro protagonista de hoy, que llevaron a las “Águilas Verdes” a participar por primera vez en un Mundial en 1994.
Encadenaron dos ediciones consecutivas de la Copa del Mundo alcanzando los octavos de final en ambas, algo que los nigerianos no han vuelto a lograr.
Dejaron grandes actuaciones ante selecciones a priori superiores. Como aquel 2-3 en Nantes que nos hizo empezar deprimidos el Mundial de Francia 1998.
Dejó huella en Ámsterdam y en Sevilla, donde el “25” era sinónimo de goles y buen fútbol. Con unas dotes atléticas propias de un velocista, corría los 100 metros en poco más de 10 segundos.
Tenía una agilidad y calidad en sus pies poco común en los jugadores de su estatura, 1,90 cm. Como muestra el único gol que marcó con su selección.
Aterrizó en el Ajax de Van Gaal durante el verano de 1993 junto a su compañero y amigo Nwankwo Kanu.
Tras cuatro años de sequía los “ajacied” lograron esa temporada la primera de las tres Eredivisie consecutivas (94, 95 y 96) que conquistó aquella maravillosa generación antes de ser desmantelada.
Un equipo de leyenda
Recordemos que los compañeros de estos dos nigerianos eran unos también jovencísimos Litmanen, Seedorf, De Boer (Frank y Ronald), Van der Sar, Davids, Kluivert a los que se unía la experiencia de un veterano curtido en mil batallas, Frank Rijkaard.
A aquellas tres Ligas holandesas le sumaron la guinda del pastel, la Copa de Europa de 1995 en la que tumbaron al AC Milan de Capello con aquel tanto de Kluivert a falta de 5 minutos para el final.
Pudieron ser dos, pero al año siguiente sucumbieron en la tanda de penaltis ante la Juventus.
La suerte y acierto que habían tenido unos meses antes desde los once metros contra el Gremio en la Intercontinental, les esquivó aquella tarde en el Olímpico de Roma.
También alzaron la Supercopa de Europa (por aquel entonces a doble partido). En la ida empate a 0 en La Romareda. 20 días después en Ámsterdam vapulearon por 4 a o al heroico Zaragoza que había conquistado la Recopa.
Cabe destacar que aquel legendario Ajax que encadenó dos finales seguidas sólo perdió un partido europeo en esas dos campañas
Fue en las semifinales de la 95-96. El Panathinaikos sorprendió a los holandeses en su feudo con un solitario tanto de Warzycha, al que le dieron la vuelta dos semanas después con un 0 a 3 en Atenas.
Hasta esa derrota ante los griegos el bagaje “ajacied” fue de 14 victorias, 5 empates, 36 goles a favor y tan sólo 5 en contra. Cifras al alcance de muy pocos en la Copa de Europa.
«Finito de Córdoba»
Lopera, el controvertido presidente del Betis se puso el mundo por montera pagando 1.024 millones de pesetas por nuestro nigeriano para arrebatárselo al Real Madrid.
En aquellos años locos Don Manué, pagaría cuatro veces más por un tal Denilson. La misma cantidad que costó el transfer de Ronaldo al Inter y la misma cantidad que supuso la cláusula de Rivaldo para que el Barcelona se lo “robase” al Deportivo.
Al principio no entendía sus apodos. Rápidamente se acopló a la vida sevillana y su afición por los toros le llevó a ser conocido como Finito de Córdoba.
Sus líos con el idioma dieron para más de un chiste en la tierra de la guasa. En el campo no se enredaba, el entendimiento con sus compañeros fue instantáneo.
Tanto que el Betis de los Prats, Jarni, Vidakovic, Nadj, Alfonso y Finidi cuajó una de las mejores campañas de su historia. Cuartos en Liga y finalistas de Copa.
Los verdiblancos rozaron el metal dos décadas después de su último título. Sólo el gol de Figo en la prórroga se llevó el trofeo a la ciudad condal.
Esa final les dio acceso a la Recopa, donde sólo sucumbieron en cuartos ante el que a la postre sería campeón. Aquel Chelsea con el mítico Zola en el verde, y, Vialli como entrenador-jugador.
Seguro que le recordáis portando en su cabeza el sombrero cordobés que le lanzaban desde la grada del Villamarín tras uno de sus tantos. Por si acaso se os olvidaron sus goles os dejamos este vídeo:
De isla en isla
Su relación con Lopera se fue enturbiando, pero siempre tuvo el cariño de la afición. Él no bajó su nivel, pero los resultados fueron siendo peores hasta que en la 99-00 el Betis acompañó a otros dos ilustres, Atlético de Madrid y Sevilla.
Los verdiblancos quedaron desolados. En Segunda y sin su querida sombra juguetona sobre el césped.
No le preocupaba para nada su marcha al presidente. Iba pregonando que no necesitaban al nigeriano, pues ya correteaba por la banda un joven del Puerto de Santa María. Otro con mucha guasa, Joaquín Sánchez.
Finidi dejó 130 partidos y 38 goles con la elástica verdiblanca. Se marchó a Mallorca, donde formó el ataque con dos jóvenes portentos, Luque y Samuel Eto’o.
En esta primera campaña en las Baleares el equipo alcanzó el tercer puesto, igualando su mejor clasificación en la Liga. Los bermellones hacían historia jugando la Copa de Europa, pero Finidi ponía rumbo a la Premier League.
Jugó dos temporadas en el Ipswich Town. En la primera el equipo descendió. Tras su segundo año en Inglaterra decidió regresar a Mallorca, donde se retiró en 2004.
No sabíamos bien como llamarle ¿Finidi George o George Finidi? Lo que si estaba claro es que cada vez que el speaker del Villamarín anunciaba por megafonía a la sombra juguetona, la afición verdiblanca entraba en éxtasis.