Hasta la inauguración de este estadio en 1904 este equipo de Londres disputó sus encuentros como local en el Memorial Ground.
En su ubicación anteriormente hubo un castillo en el que llegó a residir Ana Bolena, reina consorte de Inglaterra durante el siglo XVI, de ahí que tomase el nombre de Boleyn Ground.
Su otro nombre, Upton Park, se debe al nombre del barrio de Londres en el que ese ubicó el estadio.
Durante los bombardeos alemanes a Londres en la Segunda Guerra Mundial el Boleyn Ground quedó gravemente dañado y el West Ham tuvo que jugar varios meses en otros estadios.
La mayor asistencia en la historia del Boleyn Ground se registró el 17 de octubre de 1970, cuando más de 42.000 personas vieron en directo uno de los derbis de Londres entre West Ham United y Tottenham Hotspur.
A comienzos de los 90 los “Hammers” compartieron el estadio con el Charlton Athletic para ayudar a estos últimos en una difícil situación financiera.
Un templo repleto de historia
Durante la década de los 90 para cumplir las exigencias del Informe Taylor su aforo se redujo a algo más de 35.000 espectadores y uno de los fondos pasó a ser conocido como Bobby Moore Stand, en homenaje a una de las grandes leyendas del club que había fallecido en 1993.
Para celebrar los cien años del club en 1995 se construyó la Centenary Stand, posteriormente rebautizada como Sir Trevor Brooking, otra leyenda del club. Era donde se ubicaban las localidades que se concedían al equipo visitante.
Las otras dos eran conocidas como East Stand popularmente conocida como “Chicken Run” porque su techo se inclinaba hacia delante dándole una apariencia similar a un gallinero, la más pequeña del Boleyn Ground.
Por su parte la West Stand, que luego cambió su nombre con el patrocinio de una casa de apuestas que patrocina al club actualmente, era la tribuna principal y la de mayor capacidad y albergaba las oficinas del club.
Con la llegada del siglo XXI se especuló con aumentar el aforo del Boleyn Ground, pero las limitaciones del terreno lo impidieron y finalmente llegaron a un acuerdo para mudarse al Estadio Olímpico de Londres a la conclusión de los Juegos Olímpicos de 2012.
Junto al Santiago Bernabéu es el único estadio que ha acogido un partido de un equipo filial en competición europea. Sucedió en 1980 cuando el Castilla CF llegó a la final de la Copa del Rey en la que cayó ante el Real Madrid.
Los blancos tenían plaza en la Copa de Europa por lo que su filial accedió a la Recopa de Europa. En la ida ganaron 3-1, pero los “Hammers” le dieron la vuelta con un 5-1 en un Boleyn Ground vacío, al ser sancionados por los incidentes provocados por sus hinchas en Madrid.
Boleyn Ground o Upton Park como preferían llamarle los aficionados fue un templo repleto de mística futbolera que acogió a una de las hinchadas más apasionadas de Inglaterra y donde nunca dejó de sonar el “I’m forever blowing bubbles”.