El recientemente desaparecido Luis Suárez Miramontes es una de las grandes leyendas del fútbol español y el único jugador de dicha nacionalidad que ha conquistado el Balón de Oro masculino, además estuvo nominado a este galardón durante ocho años consecutivos, entre 1958 y 1965, obteniendo dos de plata y otro de bronce.
Junto a «Chus» Pereda fue el primer jugador en conquistar la Copa de Europa y la Eurocopa, además el mismo año (1964) y, tres años antes pagaron el que hasta esa fecha era el traspaso más alto en la historia del fútbol, 25 millones de las antiguas pesetas
Pese a lo anterior es un buen ejemplo del dicho: «nadie es profeta en su tierra”. Os sorprenderá, pero se trata de un desconocido para el gran público en su propio país.
Inicios complicados
Nació en A Coruña en 1935, siendo el menor de una terna de futbolistas. Aspecto clave en su formación, ya que siempre tuvo a sus hermanos mayores como referente, aunque la dimensión de José, 11 años mayor que él, y Agustín 9, fue infinitamente menor que la suya.
Ya en sus inicios en el barrio sorprendió a propios y extraños. Era un jugador de otra época, alto y delgado, de aspecto frágil incluso. Nada que ver con los poderosos futbolistas que se veían en aquellos años por los terrenos de juego.
Compensó su falta de potencia con un gran despliegue físico, dominio de la pelota y un regate eléctrico Escondía el balón con pasmosa facilidad para ir dejando rivales atrás. Poseía un golpeo peculiar, pero tremendamente efectivo y preciso en la media y larga distancia. Su excelente visión y capacidad en la construcción del juego hicieron que Alfredo Di Stéfano le apodara «El Arquitecto».
En el Deportivo de La Coruña debutó muy joven, pero nunca llegó a cuajar del todo en el cuadro blanquiazul. Pese a los intentos de su entrenador por que jugase, el presidente del club no le quería ver ni en pintura.
Aprovechó la venta de Dagoberto Moll al FC Barcelona para incluirle en la operación con apenas 18 años. Sus inicios allí tampoco fueron sencillos, puesto que, la falta de cuerpo le penalizaba en exceso en un fútbol muy físico
Platko probó a ponerle a boxear para ver si aumentaba su corpulencia, pero tampoco fue posible.
La estrella empieza a brillar
No fue hasta la temporada 1958-1959 cuando Helenio Herrera apostó por él al 100%, aunque se encontró con un nuevo problema, la bajada de rendimiento de Kubala le convirtió en un daño colateral.
HH fue relegando a Kubala y la grada lo pagó con Luis Suárez, aunque no compartían posición, pero los aficionados lo tomaron como la estrella emergente que sustituye a la leyenda.
Tras dos Ligas consecutivas con los azulgrana, recibió el Balón de Oro, que le acreditaba como el mejor jugador del Viejo Continente en 1960.
Fue entonces el Inter de Milán. se cruzó en su vida y antes de la final de la denominada «final de los postes cuadrados» se cerró su fichaje. El Barcelona perdió la CCopa de Europa y a su estrella, entrando en una crisis institucional y deportiva que llevó al club a no conquistar otra Liga hasta la llegada de Cruyff más de una década después.
Para colmo la venta no solucionó sus problemas económicos, aunque su marcha en aquel momento no dolió en exceso a la parroquia culé. Helenio Herrera, su gran valedor y ahora entrenador del Inter tenía claro quien tenía que ser su estrella.
La apuesta le salió a las mil maravillas: 2 Copas de Europa, 3 Serie A y 2 Intercontinentales respaldaron su fichaje y hasta llegó a parecer barato.
Infravalorado en casa
Cuando volvió al Camp Nou en 1965, vestido de nerozzurri, escuchó de nuevo música de viento y que le hizo recordar tiempos pasados. Seguramente por todo esto fue creciendo su amor por el país transalpino, al mismo tiempo que aumentaba su desapego por su país de nacimiento, donde era infravalorado.
Además al vivir fuera sus apariciones con la selección española eran más bien escasas, eso sí con un papel más que relevante en la Eurocopa del 64, cuya actuación para muchos mereció otro Balón de Oro, que finalmente recayó sobre Denis Law.
Del desapego pasó a la falta de seguimiento por los medios españoles y así desgraciadamente fue cayendo en el olvido una de las carreras más portentosas de un futbolista español.
Su actuación como seleccionador, en categorías inferiores y absoluta, le restituyó parte de aquel prestigio, pero nunca se vio restituido del todo.
Tal vez ahora que no está, se haga más por rescatar su memoria y se le reconozca la grandeza que merece. Descansa en paz “Arquitecto”.