Hay cosas que pensamos que llevan ahí toda la vida y nunca nos paramos a pensar que tiempo atrás no existían. Un ejemplo de ello son los dorsales en el futbol, son algo antiguo, pero no tanto como este deporte.
Sobre la aparición de los dorsales existen varias versiones: La primera y menos aceptada indica que nacieron en Australia en 1911 en un partido de soccer entre el Sydney y el HMS Powerful.
Llegan los dorsales
Otra versión asegura que se introdujeron en un partido de fútbol en Estados Unidos correspondiente a la National Challenge Cup de 1923-1924, donde se usaron los números a imagen y semejanza de otros deportes.
La mas extendida, al menos en Europa, data de unos años después, fijando la disputa del primer partido con dorsales el 25 de agosto de 1928.
Tuvo lugar en Hillsborough, donde el Sheffield Wednesday recibió al Arsenal con motivo de la primera jornada de la Football League. Ese mismo día en Londres también se jugó otro encuentro con dorsales, un Chelsea vs Swansea, de la Segunda División inglesa.
Al parecer la idea surgió del entrenador Herbert Chapman, quien revolucionó el fútbol y las tácticas en este deporte.
El sistema Chapman
El uso de los dorsales no tenía exactamente la misma utilidad que conocemos en la actualidad. Así el equipo local, Sheffield Wednesday, lució los dorsales del 1 al 11, mientras que los jugadores del Arsenal, como visitantes, desde el 12 al 22.
En el partido disputado en Stamford Bridge aquel mismo día, hubo una pequeña variación, ya que, los guardametas no llevaron número a su espalda.
Inicialmente la idea no caló en la FA (Football Association), que tardó años en reconocer su uso oficial, quedando reglada definitivamente en la temporada 1939-1940.
La prensa sí aceptó de buen grado los dorsales desde el principio, pues les resultaba mucho más fácil seguir el encuentro e identificar a cada jugador rápidamente. La primera final de la FA Cup con dorsales fue la de 1933. Un duelo entre Everton y Manchester City en el que vencieron los «Toffees«.
En cuanto a la distribución de los números se hizo por posiciones, empezando por el portero y acabando en el extremo izquierdo. Una posición, un número, así de fácil. Todavía faltaba mucho para que cada jugador tuviese asociado un número fijo.
Eran años de evolución en los sistemas tácticos, hecho que provocó que los números fuesen cambiando entre varias posiciones de acuerdo al sistema.
Cruzando el charco
El verano de 1929 el Chelsea realizó una gira por Sudamérica y la ocurrencia caló rápidamente. Así les empezaron a conocer como “los numerados” y muchos equipos comenzaron a coser los números en sus camisetas.
En España los introdujo el Real Madrid en 1947 en un partido frente al Atlético de Madrid. UUn día en el que los merengues fueron vapuleados 5-0. La temporada siguiente la Liga regló el asunto y quedaron establecidos oficialmente como obligatorios.
En cuanto a los Mundiales, los dorsales se introdujeron en el torneo disputado en 1950, aunque no fue hasta Suiza ’54 cuando se oficializó la medida, utilizándose durante toda la competición. Además hubo un cambio significativo, cada jugador de la convocatoria llevaba asociado un número, no cada posición como ocurría antaño.
Motivo de miles de anécdotas
La forma de asignar los dorsales ha dado mucho que hablar a lo largo de la historia. Cada selección lo ha gestionado de manera diferente, dejándonos anécdotas muy divertidas.
Para el torneo de 1958 Brasil no envió a tiempo la relación de nombres y los números fueron asignados por la organización de forma un tanto peculiar. Pelé recibió el «10», no sabemos si por casualidad o fue cosa del destino y, los extremos Garrincha y Zagallo obtuvieron justo los contrarios a las bandas en las que se desempeñaban.
Especialmente llamativo fue el caso del guardameta Gilmar, que lució el «»3. Argentina y Holanda distribuyeron los números para 1974 y 1978 por orden alfabético. Así pudimos ver al portero Jan Jongbloed portando el «8», al centrocampista Ardiles con el «1» o Ubaldo Fillol con el «5» a al espalda».
Algunos como Cruyff o Kempes portaron su mítico «14» y el «10» respectivamente. Hay más casos, como Maradona o Valdano, que alteraron el orden para llevar el «10» y el «11» en 1986. Lo mismo hizo Passarella con su mítico «6» años atrás. Argentina dio la nota en este sentido cuando en 1966 asignó el 1, 2 y 3 a sus tres guardametas.
Los ingleses también respetaron al portero y a su estrella Kevin Keegan con el «1» y el «7» respectivamente. En las Ligas hubo que esperar a que los ingleses establecieran el número “fijo” en 1993. Los demás campeonatos siguieron la estela de los inventores en los años siguientes.