Las selecciones conservan algo de la vieja esencia que el dinero no ha podido corromper del todo, pese al gran empeño de la FIFA. Siguen siendo los equipos donde menos «pesa» el dinero del país de origen.
No cabe duda que tiene su influencia, pero esta a años luz de los clubes.
La división continental y la ampliación de las plazas para los torneos hace que veamos a grandes selecciones enfrentándose con combinados menores en fases finales.
Los Mundiales tienen una mística especial. Son muy dados a las sorpresas y los descalabros.
La Copa del Mundo es otro cantar
En él podemos ver cada cuatro años a grandes jugadores, líderes de los mejores clubes del mundo, jugando en selecciones modestas. Una estrella rodeada de mariachis.
Futbolistas que en sus clubes optan a títulos y con sus selecciones ya es todo un mérito solo haberse clasificado. También hay obreros de ligas menores que compiten con y contra los más grandes sin renunciar a nada.
Esto es el Mundial y como tal, siempre está lleno de sorpresas. Además, toman más relevancia, porque la diferencia de nivel suele ser mucho mayor que en los torneos de clubes.
No hay Mundial sin sorpresa
La sorpresa más conocida de historia seguramente sea el “Maracanazo”. Todo parecía organizado para que Brasil levantase el trofeo, pero perdieron el partido definitivo, que no final, ante Uruguay en 1950.
Aquel Mundial ya había tenido otro descalabro, ,menos recordado pero más sonrojante. Los ingleses habían rechazado hasta entonces participar en la Copa del Mundo. De esta forma los inventores del fútbol mantenían su superioridad, más moral que real.
Los Three Lions eran un muy buen equipo y uno de los principales favoritos al título.
Tras vencer a Chile con solvencia en el primer partido (2-0) se enfrentaron a una selección estadounidense amateur. La superioridad era tal que su seleccionador decidió reservar a su gran estrella Stanley Matthews.
Los yanquis sorprendieron a propios y extraños imponiéndose 1-0 con un tanto de Joe Gaetjens en el denominado como «Milagro de Belo Horizonte«. Un gran lunar para Inglaterra.
La hazaña de Corea
En 1966, en el Mundial celebrado en Inglaterra, Italia se jugó el pase en el tercer partido de la fase de grupos frente a la modesta Corea del Norte.
Los norcoreanos eran el único equipo no europeo ni americano del torneo, además de una selección muy modesta.
Tras perder 3-0 con la URSS, igualaron 1-1 con Chile y dieron la campanada imponiéndose 1-0 para apear a los transalpinos. El gol de Pak Doo-ik destrozó a los de Mazzola, Gianni Rivera y compañía.
Los italianos se quejaron de no poder diferenciar a los jugadores y acusaron a los coreanos de haber cambiado a todo el equipo durante el descanso. Suena rabieta de mal perderdor sin fundamento alguno….
En España ’82 esta vez los sorprendidos fueron los alemanes (RFA). Argelia se impuso 2-1 con goles de Madjer y Belloumi.
Fue la primera victoria de un equipo africano sobre uno europeo en una fase final de una Copa del Mundo.
Lo mas amargo del triunfo para los argelinos fue que alemanes y austriacos “pactaron” el 1-0 en el tercer partido que dio el pase a ambos.
De sorpresa en sorpresa
En 1990 Argentina llegó como vigente campeona y favorita, a pesar de la famosa maldición del campeón.
La albiceleste inauguró el torneo frente a Camerún que se clasificó por segunda vez en su historia para un Mundial y era a priori la cenicienta del grupo.
Los argentinos se las prometían muy felices hasta que Omam-Biyik adelantó de cabeza a los africanos. Los «Leones Indomables» se defendieron con uñas y dientes, hasta tal punto de acabar con 9, pero vencieron. Además se convirtieron en el primer combinado en alcanzar los cuartos de final.
En 1994 la sorpresa también la dio Arabia Saudí, venciendo en su debut a Bélgica por 1-0 con el golazo de Al-Owairan.
Que decir de Bulgaria, en ese mismo escenario, puso contra las cuerdas a varias favoritas y se plantó en semifinales, cuando nadie daba un duro por ellos.
Senegal se impuso a la campeona del mundo, Francia, por 1-0 en su primer partido en un Mundial. Curiosamente 21 de los 23 senegaleses jugaban en tierras galas.
Lo de la anfitriona Corea del Sur no lo considero una sorpresa, fue más bien una sucesión de atracos. Más que notable fue la actuación de Costa Rica en 2014. De cenicienta a líder de su grupo, venciendo a Uruguay e Italia y frente a Inglaterra.
Cuatro años después Alemania cayó con estrépito ante Corea del Sur. Fue la primera vez que los teutones perdieron en un Mundial contra un rival asiático o de la Concacaf, así como la primera ocasión en la que han sido eliminados en una fase de grupos.