Los “Gers” se impusieron 3-2 al Dinamo Moscú en un duelo memorable disputado en el Camp Nou con gol de Colin Stein (23’) y doblete de Willie Johnston (40’ y 49’). En la segunda mitad el conjunto moscovita hizo dos tantos obra de Vladimir Estrekov (60’) y Alexandre Makovikov (87’), quedándose al filo de la remontada.
De esta forma el equipo más laureado del mundo con más de un centenar de trofeos oficiales en sus vitrinas levantó al cielo de Barcelona el que hasta la fecha es su único título continental. Una celebración que quedó ensombrecida por los hooligans, cuyas peleas dejaron un muerto y casi un centenar de heridos en la Ciudad Condal.
Este título coincidió con la mejor etapa en la historia de su vecino y máximo rival, el Celtic, que ganó la Copa de Europa en 1967, fue finalista de nuevo en 1970 y mantuvo a los “Gers” casi una década sin ganar el campeonato escocés.
Ya lo habían intentado en otras dos ocasiones llegando a la final de la Recopa de Europa. En la primera edición cayeron a doble partido ante la Fiorentina y, seis años después volvieron a hincar la rodilla ante el legendario Bayern de Múnich de los Franz Beckenbauer, Gerd Müller, Sepp Maier y compañía.
En su complicado camino al título el Rangers eliminó en primera ronda al Stade Rennais, empatando en tierras francesas y ganando por la mínima en Glasgow.
Ganando en el vestuario
Los octavos de final dieron lugar a una situación surrealista por un grave error arbitral. El Rangers se clasificó para los cuartos ante el Sporting de Lisboa en el vestuario, cuando ya pensaban que habían sido eliminados por el conjunto portugués.
Los escoceses se impusieron 3-2 en Ibrox Park y en en el intercambio de golpes que fue la vuelta los “Leones” igualaron el marcador en el tiempo reglamentario y en la prórroga ganaron 4-3.
El trencilla ordenó lanzar una tanda de penaltis en la que vencieron los locales 3-0, pero un periodista salió al rescate del Rangers aquel 3 de noviembre de 1971.
En plena algarabía lusa John Fairgrieve, reportero del Sunday Mail, tocó la puerta del vestuario escocés para comentarle una circunstancia al entrenador Willie Waddell que iba a cambiar el devenir de la eliminatoria.
El árbitro no había tenido en cuenta el “valor doble de los goles” en campo contrario, creyendo que esa reciente norma no tenía validez en la prórroga. La tanda de penaltis no era necesaria y el Rangers era cuartofinalista por derecho propio.
Hubo una reunión entre ambos entrenadores y el director de la contienda y, la llamada a la UEFA dio la razón a la teoría del periodista. Así el Rangers sin esperarlo siguió vivo en aquella Recopa. Imaginaos la cara de los hinchas del Sporting de Lisboa, que invadieron el campo, cuando se enteraron de la noticia.
Ante Torino y Bayern de Múnich los escoceses empataron a domicilio y resolvieron la eliminatoria de cuartos y semifinales respectivamente en Ibrox Park, para plantarse en su tercera final continental en apenas una década, algo que habría sido imposible sin la perspicacia de aquel periodista.