Mientras que aquí se popularizaba la famosa quiniela, en el mundo anglosajón las apuestas eran un pilar fundamental de la industria del fútbol. Su peso en la economía era tal, que no podían renunciar a las apuestas, aunque no hubiera fútbol.
En 1962 Gran Bretaña padeció uno de los inviernos más crudos que se recuerdan. Un día después de la llegada oficial de dicha estación una densa niebla cubrió la islas, obligando a suspender la mayoría de los partidos.
La prensa denomino este fenómeno como “puré de guisantes”, ya que, había tal concentración de niebla que impedía totalmente la visibilidad.
La madre de todas las nevadas
La niebla duró varios días y cuando se disipó, después de Navidad, coincidiendo con el mítico Boxing Day, una nevada descomunal cubrió de blanco el Reino Unido, dejando un metro de nieve en la mayor parte de la isla.
Días después y tras retirar la mayor parte de la nieve pudo disputarse algún partido antes de Nochevieja, pero el campeonato no pudo recuperar la normalidad.
El 5 de enero de 1963 debía disputarse la tercera ronda de la FA Cup y todo el mundo pensó que para entonces el temporal habría amainado. Nada más lejos de la realidad. Una ola de frío asoló Gran Bretaña y las temperaturas alcanzaron los 20º bajo cero. Aquel anormal fenómeno recibió el nombre de Big Freeze.
Estaban más que acostumbrados a tener que aplazar partidos de fútbol por temas climatológicos, pero una situación tan extrema era completamente atípica.
Aburridos por la falta de fútbol y ahogados sin ingresos, las tres casas de apuestas más importantes del país se reunieron para revertir la situación. Ya era una industria muy potente y muchos puestos de trabajo dependían de ella. No podía parar.
El Big Freeze también heló al fútbol
Ante la falta de partidos y por lo tanto de resultados reales, se decidió que podían “simularlos” para que la gente pudiera seguir apostando. Vamos igualito que cuando no te apetece jugar un partido en el FIFA.
Las casas de apuestas Vernon, Zetters y Littlewoords acordaron la formación de un comité, denominado The Grand Jury, que se reuniría y pondría resultados ficticios para los encuentros que no pudieran disputarse.
Lo fundamental entre sus miembros era que nadie dudase de su honorabilidad, que no dieran pie a pensar que sus decisiones iban encaminadas a lucrar a personas de su entorno o que estaba amañado.
El jurado lo presidió un Lord, por aquello de darle enjundia y carácter aristocrático, acompañado de un ex árbitro y cuatro ex jugadores, el escocés George Young y los ingleses Tommy Lawton, Ted Drake y Tom Finney.
«El Gran Jurado»
Pese a la diferencia diferencia de edad, todos eran veteranos de la Segunda Guerra Mundial, algo que otorga siempre mucho prestigio entre la comunidad inglesa.
Tommy Lawton, nació en el Farnworth en 1919 y tuvo una correcta carrera como jugador. Formó dupla atacante con el mítico Dixie Dean en el Everton. Además, vistió la camiseta de Chelsea y Arsenal entre otros.
Nacido en 1912, Drake era natural de Southampton, equipo en el que debutó cuando aun compaginaba el fútbol con el críquet. De allí dio el salto al Arsenal, con el que ganó una FA Cup y dos ligas, además de proclamarse máximo goleador en 1935.
Con la selección inglesa consiguió el difícil reto de marcar 6 goles en 5 partidos. Como entrenador la mayor parte de su carrera estuvo ligada al Chelsea donde conquistó la First Division de los «Blues» en la temporada 1954-1955.
Vivió una breve aventura en Barcelona y hasta levantó la Copa del Generalísimo en 1971, como parte del cuerpo técnico de Vic Buckingham.
Tom Finney, nació en 1922 y fue un delantero que desarrolló casi toda su carrera en el equipo de su ciudad natal, el Preston North End, del que continúa siendo máximo goleador histórico. Una estatua en su honor recibe a los visitantes en el museo nacional de fútbol.
El último viejo rockero fue el escocés George Young. También nació en 1922 y fue el primer jugador en conseguir 50 internacionalidades con el «Tartan Army«. Desarrolló toda su carrera en el Rangers (1941-1957), al que ayudó a conquistar una docena de títulos.
Completando «El Gran Jurado»
A ellos se unió Arthur Ellis, el colegiado recientemente retirado y galardonado como mejor árbitro del mundo. De infausto recuerdo para la parroquia madridista, ya que, dirigió uno de los dos encuentros que apearon al Real Madrid en la sexta edición de la Copa de Europa, después de sus cinco títulos consecutivos.
Para algunos conspiranoicos su cuestionable actuación respondía a un intento de la FIFA por revitalizar la competición evitando que ganara siempre el mismo equipo.
El último miembro del Gran Jurado y presidente fue el aristócrata Lord Brabazon, veterano de la Gran Guerra (1914-1918) y as de la aviación durante dicho conflicto bélico. También había sido ministros de Transportes durante la Segunda Guerra Mundial(1939-1945).
Se le reconoce que hizo volar un cerdo para probar la famosa frase inglesa que dice “cuando los cerdos vuelen”.
«Nunca tantos le debieron tanto a tan pocos»
En un lugar secreto para evitar interferencias o presiones, se reunían cada sábado en el horario de la jornada y acordaban los resultados de todos los partidos y los hacia públicos la BBC, para que quedasen oficialmente reconocidos.
Por cada reunión, cada miembro del Gran Jurado recibía la nada desdeñable cantidad de 100 libras esterlinas, además de los gastos.
Su andadura comenzó el 23 de enero de 1963 y estuvieron dando resultados de los partidos suspendidos durante más de mes y medio, ya que, hasta mediados de marzo no se pudieron disputar todos los partidos de una jornada con normalidad.
Cumplieron con lo que se esperaba de ellos, incluso lanzaron algunos marcadores sorprendentes para mantener vivo el factor sorpresa del futbol. Evidentemente estos resultados no computaron como oficiales y los encuentros antes o después se terminaron disputando.
Como nunca llueve a gusto de todos el Gran Jurado recibió críticas de aquellos que no coincidían con sus pronósticos y el debate se mantuvo vigente durante meses. Sería curioso saber cuántos acertaron.
Una cosa quedó clara, el «Big Freeze» pudo con el fútbol, pero no con las casas de apuestas.
¿Os imagináis que hubieran montado un jurado similar cuando se paró el fútbol por la pandemia?